El pasado día 13
un trozo de cometa se desintegró de madrugada sobre el cielo madrileño, iluminando gran parte de la península y dejando boquiabiertos a todos los que en ese momento anduvieran aún despiertos. Desgraciadamente para mí no fui uno de ellos, así que me tuve que contentar con leer la noticia al día siguiente y ver algunas capturas del momento en vídeos como éste, en el que se mezclan también imágenes simuladas de su entrada en la atsmófera,
La noticia fue rápidamente olvidada por los principales medios, pero ampliamente documentada en
algunos blogs y sobre todo en la
web de la SPMN que, aparte de ahondar en los detalles de la caída, explican claramente nuestro nivel de exposición real a este tipo de sucesos y lo difícil que es detectar pedruscos de tamaño mediano casi justo antes de su desintegración o impacto.
Como me apasionan estos temas que tantísima literatura de la que me gusta han inspirado, me enfrasqué en la búsqueda de noticias parecidas ocurridas sobre suelo patrio, llegando a esta otra, auténtica precursora real de la lovecraftiana
El color que cayó del cielo (que es en realidad el verdadero origen de todo esto de las invasiones silenciosas), y que desconocía por completo:
un meteorito se estrelló cerca de la murciana Molina de Segura en 1858, provocando estupefación y miedo entre los lugareños que no sabían muy bien qué hacer con ese
extraño pedrusco.
Segundos después de leer tal noticia ya tenía en mente el recuerdo de infinidad de películas con temática de objetos extraños e invasiones venidas del espacio exterior que comienzan silenciosamente afectando a tan solo unos pocos, pero que poco después amenazan con cargarse la humanidad entera. Hay un montón de pelis pero así de pronto se me ocurren éstas:
Invasion of the Body Snatchers (1956)Mi favorita de todos los tiempos, la zona cero de mi afición por la ciencia ficción y el terror como concepto de pasar un fantástico mal rato. La película responsable de que me guste todo lo raro/extraño/exótico más que a un tonto un lápiz. Además me regaló una fantástica definición para todas aquellas personas cuya afición máxima es no mostrar ningún tipo de emoción por casi nada: “
le han puesto la vaina”. De mis primeros grandes recuerdos tirado frente a la tv.
Invaders from Mars (1953)Otra del estilo, vista también de crío. En su momento, al contrario que la de las vainas, que me aterraba, ésta me daba su terro-morbillo descubrir qué había tras aquella duna de la playa por la cual todo el que se acercaba volvía ausente de sentimientos y con cara de palo, pero a la vez más interesante. Ya se sabe, el punto de seducción que tiene lo prohibido.
The Blob (1958)También vista por entonces y otro de mis grandes recuerdos televisivos. Terriblemente entretenida y con la emoción puesta hasta el último segundo. Una especie de blandiblú informe venido del espacio exterior que cada vez se hace más grande a base de devorar gente. Genial de principio a fin.
The Thing (1982)Terrorífica, lisérgica, violenta... la tenía en vhs y durante un tiempo se convirtió en mi favorita para vérmela una y otra vez al regresar a casa tras largas y taciturnas sesiones de autoconocimiento.
Night of the Creeps (1986)Auténtica serie b pero con todo el encanto de la época. Realmente entretenida y sin dejar fuera ninguno de los ingredientes del género: meteoritos alienígenas, babosas del espacio exterior, asesinos psicópatas y epidemias zombis, todo en ambiente revival 50s80s y con banda sonora de canciones de los 50s. La fórmula ha sido imitada hasta aburrir pero ésta es de las primeras. Vista en la tv por casualidad.
It Came Without Warning (1980)Otra de las de serie b. Oscura y claustrofóbica y con momentos de terror realmente conseguidos. Una especie de alien gótico que no se sabe muy bien de dónde ha salido pero que aparece y desaparece en el bosque cuando le da la gana y se alimenta de carne humana putrefacta. Personas a las que caza lanzándoles algo parecido a un
frisbee carnívoro que si te pilla te deja la cara la mar de bonica. Vista en una de aquellas fantásticas dobles sesiones que se marcaba el cine de verano de mi pueblo.
Killer Klowns from Outer Space (1988)Inclasificable producto desde cualquier lado del que se mire, y hoy día ya convertida en película de extraño culto. Al final de los 80s, y cuando se suponía que ya le habían dado la vuelta varias veces al género, va y aparece
esto: una serie de payasos con unas pintas a cual más espantoso llegan a la tierra en su carpa de circo espacial para conseguir su sustento, que no es otra cosa que carne humana. Demencial pero la verdad bastante entretenidilla. Vista en vhs cogido del último estante del videoclub del pueblo.
Evil Aliens (2005)Una joyita que ni recuerdo dónde la vi pero que me dejó más que encantado. De no esperar nada a pasármelo de bien que ni me lo creía. Todo el saborcillo del género de las invasiones extraterrestres con aliens psicópatas,
gore a borbotones,
rednecks provincianos y listillos de ciudad que no saben con quién están tratando...
Me dejo muchas más y otras más que habrá por ahí,
Predator,
It Came from Outer Space,
The Lonesome Death of Jordy Verrill... la lista de películas con objeto invasor discreto pero letal y venido de por ahí es larga.
La imagen del principio no corresponde a ninguna peli, es el resultado de aprovechar que tienes una figurita de esas pillada en el
Midtown Comics y estás en pleno Time Square, solo tienes que tirarte en la acera y sacar una foto con cierta perspectiva. Lo siguiente es que se te acerque un poli para averiguar qué carajote estás haciendo.
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Etiquetas: cine, curiosidades
Este pasado viernes se celebró la entrega de premios de la escuela de cine ESAMA a las diferentes categorías de los 6 cortos presentados, más el premio RTVA al mejor corto durante la Gala X aniversario de la escuela. Premio este último que recayó en el sorprendente
No puedo dejar de verte, genial trabajo de todo un equipo técnico y artístico orquestado por mi gran amiga Karla Neumann, estudiante de la escuela y directora e ideadora del invento, y que hizo posible que el corto quedase tan redondo y se llevase, además del premio RTVA, el de mejor actor para José Canalejo y el de mejor montaje para José Ángel Mena. Una historia de pocas palabras pero visualmente muy bien contada, que consigue en un escaso cuarto de hora llevarte poco a poco a una visión subjetiva y por tanto entendible de una forma de percibir el mundo que inicialmente rechazamos por extraño y distante, pero que a la vez nos hace testigos del terrible choque de una mente traumatizada contra el mundo real.


Por mi parte tuve la suerte de tener unos segundos de participación con un pequeñísimo pero bien integrado papel que me permitió asomarme por dentro al fantástico trabajo del equipo, tanto de producción como interpretativo, que ha hecho de este corto estar a la altura de los premios recibidos. El de RTVA significa que lo emitirán por tv varias veces este año, así que habrá oportunidad de verlo.
Atusándome la melena antes de mi pequeña aparición.Justo al terminar la proyección no pude evitar acordarme de una de las historias emitidas en aquel genial
Alfred Hitchcock Presents. Creo que este corto –salvando obviamente los tiempos y distancias- podría encajar perfectamente entre aquellas series, que recurrían con frecuencia a mentes quebradas cuya percepción de la realidad provocaban en muchas ocasiones situaciones impredecibles avocadas al desastre.
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