Tengo en mi poder uno de los objetos más deseados por la parroquia iLomógrafa a lo largo y ancho de este mundillo: una
Digital Harinezumi 2 ++ que me he autoregalado por Reyes (si, aún queda pero es que no tengo paciencia) y con la que he realizado algunas pruebas que ya han amortizado de golpe la fortunilla que cuesta. Es diminuta, una minusculez, cabe en la palma de la mano, pero la texturilla que atrapa el vídeo y las fotos que saca (sobre todo las de b/n) la convierte automáticamente en un sinfín de posibilidades que disparan la imaginación, convirtiendo el más insignificante objeto en un derroche de poesía visual. Aún estoy en la orilla de sus posibilidades, pero por la red deambulan auténticas obras de arte que le dejan a uno boquiabierto.
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