Si Bender les conociera no se separaría jamás de ellos. Están hechos de viejos transformadores, engranajes de bicicleta, desechos de fontanería, latas vacías y chismes varios que recuerdan poderosamente a aquellos juguetes de lata de tiempos pasados y a la
Sci-fi de los 50s. Su creador, David Lipson, los produce artesanalmente y los suele exhibir en exposiciones, aunque algunos también están a la venta en su web por un buen pellizco, por lo que si adoras este tipo de cacharros y te sobra la pasta aún puedes hacerte con un ejemplar. Como apuntan en el
MUG, ellos no te van a limpiar la casa, traerte el periódico o rascarte la espalda, pero sí te van a proporcionar un gran instante de placer al contemplar tal obra de arte.
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